La escenografía o pintura de escena tiene sus raíces en el
teatro griego. Los griegos usaron el
periacto, artificio especial que empleaban en sus teatros para cambiar decoraciones. Consistía en un aparato prismático de revolución con un paisaje diferente pintado en cada una de sus tres caras. Había un periacto en cada lado del
escenario, y al girar quedaba cambiada la decoración. En el
Edipo Rey de
Sófocles (430 a. C.), por ejemplo, el prisma que se situaba a la derecha representaba el distrito de la ciudad de la cual formaba parte el palacio central, y el periacto de la izquierda mostraba en perspectiva la
campiña ática por donde entraban los personajes que
venían de
Delfos. El periacto es el origen de los
bastidores, usados por primera vez en 1620, en el teatro Farnesio de
Parma. El bastidor es un armazón de listones sobre el cual se aplica un lienzo o papel y se utiliza pintándolo sobre las dos caras: cada una corresponde al paisaje o arquitectura que debe representar el escenario; el
telón de fondo da las características principales.
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